(Te escucho y quiero quedarme a vivir... vuelve! )
Hay una voz que
rompe en mi alma la barrera del sonido,
que se enreda en
el corazón, que anuda en la garganta al
silencio
y hace latir al
amor bailando sobre un suspiro.
Suena una voz que
recita mis entrañas y me hace vivir,
agolpando el
dolor en el pecho hasta querer sonreír.
Y en un bar, del
teatro en el escenario, se para el tiempo
con el desgarro
de esa voz que hace llorar a cualquier cielo.
Se emborrachan mis
sentidos y encuentran un paraíso perdido
en unos dedos llenos
de acordes en clave de ron,
en el aire del pulmón
afinado que respiro,
en las letras a
capella de besos heridos.
Y siento que
muero en cada canción
me convierto de
su guitarra en la cicatriz.
Y se vuelve
eterno y ya no necesito imaginarme feliz
porque no hay
nada más, nada mejor,
y no hay más
razón si sólo necesito esa voz.